El 2020 fue una puesta a prueba para los padres en varios sentidos. Entre otros planteos, muchos tuvieron que escuchar estos:

- “Mamá: me quiero teñir el pelo de azul”.

- “Sueño con tener un piercing”.

- “Mirá papá: este es el tatuaje que quiero hacerme”.

Lejos de las escuelas y con mucho tiempo disponible para experimentar cosas nuevas en el cuerpo y mostrarlas en las redes, el fenómeno avanza de un modo cada vez más precoz. Los chicos y adolescentes quieren ensayar cambios en su apariencia. Desde los ocho o nueve años ya piden una tintura de pelo. A los 13 o 14, una perforación o dos más en la oreja. Las chicas sueñan con las uñas esculpidas, tan largas como las muestran sus ídolos en Tik Tok o Instagram. Y a los 15 empiezan a plantear hacerse un tatuaje.

Youtubers con sus cuerpos tatuados y con sus excéntricas manicuras. Influencers con sus cabelleras teñidas de violeta, azul, naranja, verde, fucsia, gris platino o rojo. Todos tienen algo para distinguirse. Y sus miles de seguidores no tardan en querer imitarlos. La adolescencia (esa que llega cada vez más rápido) es un momento de búsqueda de identidad y el cuerpo forma parte de esa aventura, señala el pediatra Federico Caillou. Y en ese camino, a muchos padres les cuenta entender lo que pasa y definir cómo reaccionar.

Los tiempos actuales tienen una velocidad que apabulla muchas veces a los papás. Lo que antes se planteaba a los 14 años, hoy se hace a los 11 o menos. ¿Qué es mejor? ¿Prohibir o darles vía libre para lo que quieran? ¿Pelear o negociar?

Informarse y hablar con ellos es lo más importante, según Caillou. “Lo primero que deben hacer los padres es tener una conversación con sus hijos o hijas sobre estos temas puntuales; ya sea que ellos lo pidan como forma de autoexpresión o moda, hay que hablarles sobre los riesgos que implican estas prácticas, como las infecciones bacterianas o sistémicas. “También informarse sobre las condiciones en las cuales se llevan adelante estos procedimientos, los materiales que se utilizan. Hablar con un médico también es bueno, para que puedan sacarse todas las dudas”, propone.

Caillou cuenta que la moda más extendida es la de los piercing. Y aclara que no son simples perforaciones que se usan como adornos. Pueden tener sus consecuencias serias para el organismo: uno de cada tres casos terminan mal, según advierten especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). “Es necesario que se sepa que todas las intervenciones en el cuerpo tienen riesgos y que podemos hacer cosas para minimizar esos peligros", insiste.

La dermatóloga Silvana Depetris, quien ha investigado mucho sobre el tema y ha visto demasiadas cosas en su consultorio, recomienda a los padres e hijos que piensen y reflexionen mucho antes de hacerse un tatuaje o una perforación. “Existen riesgos, que incluyen reacciones alérgicas e infecciones entre otras cosas”, explicó antes de pasar a hablar en detalle de cada uno.

Tatuajes

“Lo primero que aconsejo es que, a la hora de tomar la decisión, sepan que es algo permanente; es decir, que no van a poder borrar así nomás. Si bien es cierto que hoy hay técnicas con láser para sacar tatuajes, esto también tiene un costo para la salud. Les diría a los padres que piensen bien junto a sus hijos, que los aconsejen sobre la posibilidad de que un día se aburran de ese dibujo. Hablarles también sobre la extensión del tatuaje: hoy se buscan dibujos muy grandes. Yo no los recomendaría si son adolescentes porque es mas fácil que puedan aburrirse del diseño”, explica.

“Otro punto a tener en cuenta son los riesgos: si el equipo que se usa para hacer tatuaje está contaminado con sangre infectada, el paciente puede contraer varias enfermedades. Lo más aconsejable es que uno de los padres, al menos, siempre acompañe a su hijo y chequee que tanto el equipo como los materiales estén esterilizados, que se usen agujas nuevas y que el tatuador utilice materiales descartables. Así y todo hay peligros en la tinta, la cual desde el punto de vista médico es imposible de esterilizar. Infecciones como hepatitis, sifilis y VIH pueden quedar en las tintas. Por eso, la OMS prohíbe las transfusiones de sangre hasta 12 meses después de que la persona se realizó un tatuaje”, especificó.

Otras infecciones pueden producirse si los tatuadores no utilizan guantes desechables. También los tatuajes pueden generar reacciones alérgicas. No hay que olvidar que muchas de las tintas que se usan son a base de metales pesados y estas sustancias podrían generar hasta cáncer en algunos casos, remarca Depetris.

Piercing

“Hay locales que no cumplen con las mínimas normas de seguridad. He visto muchas hemorragias porque las personas que los colocan no conocen la anatomía del cuerpo”, indicó la dermatóloga.

DISTINGUIRSE. Los jóvenes buscan diseños originales para cortarse y teñirse el pelo; y también les gusta adornarse el rostro con piercings.

¿Qué puede ocasionar esta intervención en el cuerpo? Desde hipersensibilidad al colocar aros que no son de oro o acero quirúrgico hasta infecciones locales porque la persona no utilizaba materiales esterilizados. “Otro daño frecuente es cuando se los coloca cerca de los cartílagos. Puede causar infecciones locales, sistemáticas y generalizadas. Las infecciones bacterianas pueden llevar a un shock séptico e incluso a la muerte. También la persona puede contraer una infección transmisible (hepatitis b, tétanos, tuberculosis y HIV). Los dermatólogos vemos desgarros y lo más grave, daños neurológicos: el rostro está atravesado por muchos nervios. La persona que coloca un piercing, si no conoce a la perfección esto, puede causar una parálisis. Es algo que ocurre principalmente en los piercings de la ceja y el labio; y en la nariz se puede causar una perforación del cartílago nasal”, puntualizó.

“Las lesiones más graves que he visto son por piercing en la lengua. Incluso la persona puede asfixiarse si se le desprende el objeto. En tanto, no recomendaría por nada del mundo piercing en las zonas genitales o en los pechos. En el ombligo es el sitio menos peligroso”, apuntó.

Pelos teñidos

Muchos chicos, desde los ocho años, quieren ponerse color en el pelo. El debate radica en qué es lo que piden. En general, los productos que pueden utilizar -los de origen vegetal- les duran unos cuantos lavados. Entonces, van por más: un tinte permanente que requiere de la decoloración previa del pelo. “Es un tratamiento muy agresivo que destruye el pelo y puede dañar el cuero cabelludo”, sostiene la dermatóloga. Para ella, la edad mínima para empezar a teñirse son los 16 años.

“Igualmente, si utilizamos tinturas temporales y de origen vegetal no hay estudios que demuestren o avalen que son inocuas. Con las decoloraciones hay muchos peligros, que van desde desarrollar una alergia hasta asma por el tiempo en que se exponen al producto. En el primer caso, muchos chicos se rascan tanto hasta lastimarse y se pueden infectar. La decoloración destruye el color del pelo, se elimina la capa del vello original y el pigmento; el pelo se debilita, se fractura y se pierde.

Mucho cuidado

A los médicos ya no les sorprenden las lesiones que se generan en el cuerpo los chicos y jóvenes con el objetivo de adecuarse a una moda cada vez más recargada. Muchas veces lo hacen a escondidas de sus padres porque pueden comprar por internet los kits para tatuarse o hacerse piercing. Y también en la web hay miles de tutoriales que enseñan a hacerlos. Por eso, los expertos insisten en que lo más inteligente para los padres no es imponer un límite sin explicaciones, sino ir creando criterios junto con ellos, desde la confianza.